El pasado viernes tuvo lugar una conferencia sobre historia del pueblo gitano a cargo del filósofo e investigador gitano Isaac Motos en la sede del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies.
La conferencia, que se enmarca dentro de los actos de conmemoración de los 600 años de la llegada de los gitanos a Catalunya, ha tenido el objetivo de ofrecer una interpretación gitana a la historia del propio pueblo gitano. Y es que la historia gitana es una de las historias menos conocidas e investigadas. La tradicional agrafía de un pueblo itinerante como el gitano es la causa de que hoy día no podamos contar con una historia escrita por los propios gitanos. Por contra, la única historia que conocemos es el testimonio de toda una serie de providencias y pragmáticas dictadas en contra de los propios gitanos e interpretadas por historiadores no gitanos.
El título de la conferencia, “la negación de la negación”, pretendía llamar la atención sobre el paradójico tratamiento recibido por los gitanos desde finales del siglo XV, momento en que, dentro de la construcción del nuevo estado español, se expulsó de la península a aquellos que tenían unas creencias diferentes, principalmente a aquellos que no eran católicos, moriscos y judíos. Según Isaac Motos, se reconoció la diferencia cultural de estas dos comunidades y se les “negó” su presencia en el territorio español. Sin embargo, en ese mismo período, a los gitanos se les negó el reconocimiento de esa diferencia cultural, un reconocimiento que seis siglos después aún sigue sin llegar.
Isaac Motos, en su ponencia, enfatizó que las interpretaciones de todos los datos históricos con los que contamos referentes al pueblo gitano han partido siempre de un sesgo nacionalista y de una visión extrínseca al pueblo gitano. Motos narró la entrada del pueblo gitano como peregrinos y advirtió que en todos los libros de historia gitana, cuando narran la llegada del pueblo gitano “siempre dicen que los gitanos tomamos el disfraz de peregrinos para engañar a las autoridades y ganarnos su beneplácito con el objeto de entrar en España. Y ésta es una interpretación que parte de un paradigma de negación de hecho gitano”, y continuó explicando que “los gitanos, en su llegada, se presentaron como peregrinos, se les reconoció como peregrinos, se comportaron como tales y cumplieron con el estatuto de los peregrinos. El acogimiento al estatuto del peregrino no fue ningún engaño por parte de los gitanos, y se trataba de la forma que los gitanos encontraron para poder continuar con su deriva cultural sin violentar la cultura de los autóctonos”.
Isaac tomó este ejemplo ya que la pragmática firmada en 1499 por los reyes católicos, en la que se ordenaba a los gitanos que dejaran de ser peregrinos, marcó el inicio de una nueva manera de ver el hecho gitano, una mirada que niega la diferenciación cultural del pueblo gitano. En la propia pragmática se decía que el gitano no lo era ni por origen ni por nación, sino que el ser gitano radicaba en una forma de vida basada en el engaño, el hurto y la caridad. Y según Motos, esa forma de ver al gitano sigue vigente. Para argumentar este hecho comparó la definición de los gitanos de la pragmática de 1499 con la definición que la última edición del diccionario de Real Academia la Lengua Española dedicó a la palabra gitano – trapacero, que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar.
Motos también arguyó que esa forma de ver al gitano como un grupo marginal y asocial, y no como un pueblo con una cultura diferenciada, está en la base de las políticas sociales dirigidas al pueblo gitano, y expuso uno de los principios que rigen el marco europeo para el desarrollo de estrategias nacionales de inclusión de la comunidad gitana, concretamente el principio número dos que dice textualmente “las políticas deben orientarse hacia los grupos vulnerable, grupos al margen del mercado laboral, grupos en desventaja, o grupos que viven en áreas desfavorecidas, con una clara mención de que en estos grupos se incluye a los gitanos”.
Para conseguir un cambio en la situación que afecta al pueblo gitano, Isaac indicó que es necesario el cambio de paradigma desde el que se mira y se entiende la realidad gitana, un proceso en el que será necesario analizar los sesgos actuales y generar un nuevo conocimiento desde dentro del propio pueblo gitano. Motos también explicó que los siguientes pasos corresponderían al mundo de la política e implicarían el reconocimiento de la cultura gitana “que tiene que ver reconocer al otro como otro distinto, con sus propios valores y su propia integridad”. Y lo siguiente sería la restitución, “a los gitanos y gitanas nos tienen que devolver aquello que nos han quitado. La pragmática de 1499 vino a interrumpir un proceso histórico que había comenzado 100 años antes con la llegada de los gitanos a la península”. Y esta restitución, dice Isaac que “no sólo afecta a los gitanos, también a los payos, ya que se nos ha quitado la posibilidad de relacionarnos sin tener que negar nuestra cultura y sin que haya ninguna relación de dominación entre los dos”.