En año de 1876 se pusieron toldos por las altas temperaturas. Según el cronista de Murcia Antonio Botías, "Tanto calor sofocó Murcia aquella noche que hasta el obispo, con todo lo eminencia que era, pasándose por el mismísimo solideo cuanto pudieran decir, ordenó a su ayuda de cámara que le preparara, bajo pena de excomunión, la cama en el balcón del palacio. Y allí, aunque no cuenten las crónicas si a pierna suelta, pasó como pudo la más asfixiante madrugada que en esta ciudad se recuerda.
Sucedió el 29 de julio de 1876, cuando los termómetros ya habían alcanzado durante el día, sin más aire acondicionado que algún abanico, cuando no un trozo de cartón, los 47,8 grados. Pero a la sombra. Al sol se registraron 65 grados. Y no los anotó cualquiera, sino un auténtico catedrático de física, que algo de la materia entendería. Por la noche, el mercurio no descendió de los 34 grados, para desesperación general y del señor obispo.
De calores, sin duda, sabía mucho el físico Olayo Díaz, quien dos días después, el 3 de agosto, publicó en 'La Paz' sus conclusiones sobre las altas temperaturas. Fue entonces cuando se conoció la medición de 65 grados al sol. Y también el análisis de aquella jornada que pasaría a la historia". #MURCIA #ESPAÑA