Los gitanos solían detenerse cerca de los ríos por razones prácticas y culturales:
1. Agua para consumo y aseo: El acceso al agua dulce era vital para beber, cocinar, lavar ropa y bañarse, especialmente viviendo en caravanas o campamentos itinerantes.
2. Para los animales: Caballos, burros y otros animales necesitaban agua y pasto, que solían estar cerca de los cursos de agua.
3. Trabajo artesanal: Actividades como la cestería, el curtido de pieles o el lavado de metales (como el estaño) requerían agua abundante.
4. Aislamiento y tranquilidad: Los márgenes de ríos solían estar alejados de núcleos urbanos, lo que ofrecía más libertad y menos conflictos con autoridades o poblaciones locales.
5. Tradición nómada: El estilo de vida gitano tradicional favorecía los espacios naturales abiertos y la cercanía a recursos esenciales.
Este tipo de asentamiento respondía a un equilibrio entre necesidad práctica y formas culturales de vida libre e independiente.